miércoles, 18 de enero de 2023

Maciste, Shazam, dinosaurios y otras yerbas.

 


Maciste, Shazam, dinosaurios y otras yerbas.

Oye, dime la verdad: ¿se tomaban en serio esta estupidez y se asustaban?
La pregunta de mi hijo (40), surgía porque estábamos viendo en la tele un programa de cine del recuerdo. La película en cuestión era “Maciste contra el cíclope”

Maciste era un personaje ficticio, creado por el cine italiano en los años cincuenta. Era una especie de semidios invencible y dispuesto a presentar batalla contra cualquier malhechor o bestia malvada que se le pusiera al frente. Y ganar, obviamente. Tenía mucho de Aquiles y de Ulises. O si ustedes quieren, de Rambo y de “Duro de matar”

 El actor que lo encarnaba era un guapetón musculado en gimnasio, bien depilado y aceitado para destacar su físico imponente. Su desempeño actoral era de exigencia mínima, pero tenía que respirar cortito para no perder la tensión de la musculatura.

El cíclope, su oponente era, en cambio, una simple marioneta tosca que la filmaban con la técnica de cuadro a cuadro y luego, con los precarios recursos técnicos que contaban los estudios, trataban de calzarla en los combates con el héroe. El resultado era más falso que un beso de madrastra.

El asunto era que yo tenía que poner las cosas en su lugar.
-Tienes que tener en cuenta –respondí-, que los recursos técnicos de la época no daban para más y, no habiendo otro referente, nuestra imaginación no reparaba en detalles y sufríamos y gozábamos igual la aventura a más no poder.
- Sí –contraatacó-, pero es como mucho; fíjate que a veces queda peleando solo y fuera del plano horizontal.
- Claro, es cierto, más o menos como lo que ocurría con las películas de dinosaurios de treinta años atrás, con las que te hacías pichí, recuerdo. Compáralas con las de ahora, que, poco falta para sentirles el aliento a las bestias y nos muerdan. 
Y le tiré otra más contundente para cerrar el tema, o, más bien para seguir conversando en serio y llegar a una conclusión válida.
- ¿Te acuerdas –comenté-, de las primeras Guerras de las Galaxias? Bueno, dime como andaban en cuanto a perfección si las comparamos con la últimas.

La conversación siguió en un buen tono para concluir y valorar el complemento de la imaginación infantil, característica que desaparece día a día porque la realidad que nos presenta una imagen que es tan realidad, que no ofrece lugar a la imaginación.

Un poco por pudor, me guardé otro recuerdo que surgió en el momento. Se trataba de Shazam, una especie de Superman rasca que lo hacían volar colgado de cables, que se notaban, y le ponían ventilador para hacerle flamear la capa y le pasan un fondo continuo con nubes que se repetían. Puro estilo Picapiedras. Luchaba eternamente contra Fumanchú, el genio del mal, un chino más malo que pegarle a la mamá. 

                                          Dibujo de un Mandarín, similar al chino Fumanchú.


Mi pudor se refería a que casi desarmaba la butaca aplaudiendo al héroe cuando ganaba, y chiflando y pateando cuando el malo estaba a punto de matar al héroe.

Lindos recuerdos, pero difíciles de compartir. Vemos la realidad de acuerdo a la época que, en suerte o en desgracia, nos tocó vivir. Quebrar este molde implica un gran esfuerzo de apertura mental, el cual no siempre se consigue. Pero hay que afrontar el desafío.

     Romelio Cacheteo Smith

De Romelio Cacheteo Smith:  Este desconocido escritor, mejor dicho, quién se esconde tras el seudónimo Romelio Cacheteo Smith, es nuestro amigo Enrique Muñoz Abarca, 75 años y avanzando cada vez más rápido. Profesor de Estado en Artes Visuales, diseñador gráfico y grabador por formación académica, músico por oficio, ex-fondista por amor al sacrificio, versador en décimas y cuentista por una especie de vicio y mentiroso sin prejuicio ni perjuicio, según mis amigos ...

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